De Antonio Muñoz Molina
La mili de AMM
Era el último día, habíamos agotado todas nuestras medidas de tiempo, habíamos resistido y empujado a fuerza de pura obstinación la cuenta atrás larguísima de nuestro cautiverio, día tras día durante trece meses, desde el primer día que terminó en el campamento de Vitoria, el primer rompan filas, el primer grito de aire, cuando imaginábamos despavoridos aquel acantilado y aquel himalaya de días y meses delante de nosotros, aquel océano incierto de tiempo que nos había parecido tan tenebroso y sin orillas ulteriores como el Atlántico a los navegantes antiguos
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