de Alberto Vázquez Figueroa
Con lo a gusto que habíamos dejado al pobre Cienfuegos gozando de un merecido descanso tras años de aventuras, ahora nos enteramos de que la cosa no acabó ahí.... Sigo sin entender por qué siguió hacia el oeste cuando tenía claro que su casa estaba al sur, pero aún así me lo pasé fenomenal leyendo todas las astucias que se le van ocurriendo y cómo consigue salir de las situaciones más desesperadas. Eso, unido a la ágil prosa de AVF, hace que leerlo sea una gozada.
En fin, que como digo yo de SK y AVF: serán facilones y poco "culturetas", pero ya les gustaría a autores más "serios" ser capaces de contar cosas la mitad de interesantes y la mitad de bien que estos (salvando las distancias, claro entre uno y otro).
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